Como es comúnmente sabido, uno de los argumentos que utiliza Japón para perpetuar su caza de ballenas es el fin «científico» de la matanza, para lo cual realizan una campaña anual de caza de estos cetáceos.
Pero por fin surgió un contra-argumento que los hará quedarse calladitos. El ministro de Medio Ambiente de Australia, Peter Garret, planteó un proyecto que busca «desacreditar de una vez por todas la idea de que hay que matar ballenas en nombre de la ciencia”.
Con un amplio presupuesto, el objetivo será tomar muestras de ballenas para estudios genéticos, y ponerles chips electrónicos, para poder rastrearlas y estudiarlas, y así demostrar que se puede averiguar mucho sobre ellas sin necesidad de matarlas.
Garret añadió: “Los cetáceos se enfrentan a un gran abanico de peligros: el cambio climático, el impacto en los suministros alimentarios, accidentes con barcos y, evidentemente, la actividad de países que matan a las ballenas en nombre de la ciencia”.
La idea es finalmente mandar estas pruebas al tribunal internacional, a modo que se le prohíba a Japón seguir con la farsa de la matanza con fines científicos.
Además, en el contexto de este programa se reafirmará el acuerdo firmado por Chile y Australia en Junio pasado en la reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), realizada en Santiago, y en conjunto ambos países realizarán un plan de trabajo de conservación medioambiental.
Fuente: El blog verde