Por Matías López
La temporada 2017 en Indonesia ha sido bendita con una gran abundancia de Olas y decorada con la misma abundancia de visitantes y, por lo tanto, bastante roce y tensión en el agua al principio, para luego irse abriendo los espacios, habiendo la gente de a poco ido saciándose y calmando la ansiedad. Las primeras crecidas hicieron noticia por niveles históricos de crowd en lugares como Padang Padang, la joya del Bukit en Bali, tan perfecta, atractiva y cercana que no es de sorprenderse ni un poco que todos quieran estar ahí, a pesar de la multitud y el riesgo extra que ésta implica. Varios chilenos estuvieron en esas primeras crecidas y contaban como sus sesiones y Olas habían sido “compartidas”con varios “amigos” y que la única manera de correr algo era entrando en la mecánica, esperando no equivocarse de persona, pues cuesta distinguir entre los turistas, los “expats” y los veteranos amigos de los locales. Los nativos, intocables, son más fáciles de identificar, y ahí uno no se puede equivocar. Uluwatu, un zoológico, prácticamente todos los días cerca de 100 personas en el agua, siempre sigue siendo una opción , la Ola es así de buena, constante y muy generosa con sus múltiples secciones y temperamento cambiante, que exige rapidez y viveza y permite, casi todos los días, momentos para el recuerdo entre la hambrienta jauría que la pobla, a pesar de los malos ratos que significa muchas veces. Bingin, perfecta y concentrada en un solo cacho, siempre sobrepoblada a menos que el reef esté seco y cobrador. Las Olas más ocasionales no funcionando tanto, pues el viento no para, offshore día y noche y condiciones perfectas en la costa Oeste. Y claro, siempre hay secretos bien guardados. Está bien, que queden así, todavía hay esperanza.
Algo especial que marcó este 2017, además de la abundancia de Olas, fue la muy comentada promoción de Qatay Airlines que ofreció pasajes Brasil-Bali en us$500 dólares, para espanto del resto del mundo, sobre todos los que tuvieron que pagar bastante más para llegar. Como era evidente esperar, en toda Indonesia se escuchó más portugués que inglés en el agua y en las playas, los números siguieron en los records, y los brasileros se hicieron notar más de lo normal, que ya era bastante. Pero no costó demasiado esfuerzo empezar a mirar un poco más allá de los prejuicios y ver a las personas por sobre las generalidades. En Desert Point, en una de las buenas crecidas, el australiano Nathan Bartlett se fue por el labio directo al reef, de cara, se borró hasta el hueso desde un ojo hacia arriba, y fue rápidamente rescatado por manos expertas y corazones generosos brasileros. En Bali, un grupo de niños ultra energéticos y motivados no se pierde oportunidad en Uluwatu y sobre todo en Padang, poniéndose tubos de gente grande a los 12 años, mientras sus padres los entrenan, filman, o motivan en el agua. Uno metido en la tabla 4’5” de su hija, otro veterano probando shapes experimentales. Hasta un loquito bueno para la chela filmado abriendo y tomándose su Bintang dentro del tubo . El día grande de Uluwatu, el hombrón de la 9’0” bajando Olones en el aire, brasilero. Nos guste o no, Brasil es una potencia indiscutible del Surf mundial, no sólo por su reciente toma de los rankings competitivos, sino además por su ejército de freesurfers talentosos y avezados
Los chilenos también se han hecho notar. “Los nuevos brasileros” decía alguien, pues nuestros compatriotas ya no llegan tímidos y solos como hace unos años, aunque en realidad es muy muy exagerada la comparación, no hay por dónde. Varios surfers nacionales han recorrido las islas y dejado potentes estelas a su paso, profesionales como Camilo Hernández y Guille Satt han hecho lo que ya nos tienen acostumbrados, nivelaso, y civiles como Jesús Plaza y Álvaro Muñoz se han reganado en los viajes de sus vidas. Pero sin duda, un reconocimiento especial debe ir para “Rapala”, Nicolás Undurraga, con un surf fuerte y técnico, calidad humana para regalar, mucho talento y ganas de trabajar. Hemos visto sus videos en las redes, grabados y editados por él mismo, y el producto final sólo puede ser espectacular. Estuvo junto a Seba y Bea Mella, igual de motivados, recorriendo islas y aprovechando cada día y condición al máximo, llegaron a Nias donde los tubasos les cayeron como anillo al dedo, y Rapala quedó segundo en un campeonato local, en una final con 3 locales nada de amistosos, que lo marcaron como perros, lo presionaron de todas las formas que pudieron y se les escapó en un descuido para agarrar la mejor Ola de la manga. Un testigo, brasilero, contaba que había ganado, pero por su bien, mejor que lo dejaran segundo. Y por ahí anda todavía, con cuerda para rato, vamos a ver con qué aventuras nos sigue sorprendiendo.
Por Matías López