Justo antes de una competencia o ante alguna situación que implique cierto grado de estrés (susto, miedo, rabia o nerviosismo), es normal que el corazón se acelere. El problema es que cuando este estrés es excesivo o no se tiene control sobre él, esto conlleva una pérdida de energía y disminución del rendimiento ya que se pre intoxica la musculatura y el cuerpo se llena de adrenalina. Sin embargo, existe una solución: el Yôga.