Después de una impecable trayectoria en el tenis profesional, hoy conocemos a una Chechi Costa renovada, que cambió las canchas de arcilla por la arena dorada de nuestras playas. Su historia no es solo un giro deportivo, sino también una conexión profunda con la costa y la vida que esta entrega. Conversamos con ella sobre su experiencia en el tenis playa, el valor de los deportes al aire libre y cómo el mar puede ser el escenario perfecto para volver a encontrarse con uno mismo.
¿Después de dedicar gran parte de tu carrera al tenis, qué te llevó a mirar hacia la playa y descubrir esta nueva variante del deporte?
La verdad fue un proceso complejo (risas). Cuando me retiré del tenis, comencé la universidad y entré en una “nueva vida”. Para quienes hemos sido deportistas de alto rendimiento, todo gira en torno al deporte. Tu mundo es tu equipo, tus entrenadores, tu rutina… y de pronto, ese mundo desaparece. Pasé por un periodo difícil. Un día, un amigo (Mati Sepúlveda), con quien compartimos en el tenis, me invitó a una exhibición de tenis playa en Reñaca. Yo no conocía el deporte, pero me insistió en que por mi base tenística me sería fácil adaptarme. Acepté… y desde ese día no me bajé más de la arena. Encontré algo más que un deporte: encontré una nueva pasión, en un entorno natural que te envuelve y te hace sentir viva.
¿Qué otros deportes practicas o te gustaría explorar en la playa?
Por ahora estoy 100% enfocada en el tenis playa. Probé el pádel en 2023, incluso me fue bien en algunos torneos, pero una lesión en la muñeca me hizo parar. Aun así, me fascina la idea de seguir explorando disciplinas al aire libre. Hay algo muy especial en entrenar al borde del mar, con la brisa, el sonido de las olas… es una energía única.
¿Recuerdas un momento clave que marcó tu decisión de dedicarte al tenis playa?
Sí, sin duda. Los Juegos Sudamericanos de Playa en Rosario 2019 fueron un antes y un después. Me reencontré con ex compañeros del tenis que ya estaban en esta disciplina, y sentí que no estaba tan lejos del nivel. Estuvimos cerca de una medalla en mixtos, y eso me motivó muchísimo. Ahí supe que esto era lo mío, y que quería llegar lejos.
¿Cómo reaccionaron tus pares cuando cambiaste la raqueta de cancha por la de playa?
No fue una decisión de un día para otro. El tenis playa llegó a mi vida mientras estudiaba, y fue un descubrimiento progresivo. Pero fue muy bonito reencontrarme con muchos de mis ex colegas, esta vez en la arena. Competir con ellos en un deporte tan fresco y lleno de buena vibra ha sido una experiencia increíble.
¿Crees que en un país como el nuestro es vital promover deportes vinculados al mar y la playa?
Absolutamente. Tenemos miles de kilómetros de costa y un clima privilegiado. La playa no solo es un lugar para descansar: es un espacio ideal para hacer deporte, conectar con la naturaleza y fomentar estilos de vida saludables. Países como Brasil ya lo entendieron; ojalá Chile también lo haga cada vez más.
¿Qué se necesita para entrenar tenis playa versus el tenis tradicional?
Muchas horas en la arena, eso es clave. Saber moverse en ese terreno inestable es lo más difícil. El entrenamiento cambia: se enfoca más en la explosividad, el equilibrio, los saltos. En el tenis tradicional evitas la arena porque te hace más lenta; acá, la arena es tu mejor aliada, pero también tu mayor desafío.
¿Cómo manejas la presión en momentos clave del partido?
Durante mi carrera como tenista trabajé con un psicólogo deportivo que me dio herramientas valiosas: controlar la respiración, visualizar jugadas, mantener pensamientos positivos. En la playa, con el sol, el viento y el ruido del mar, todo se vive más intensamente… pero también hay una energía distinta que te ayuda a fluir mejor.
Has representado a Chile en competencias internacionales. ¿Qué significa para ti vestir la camiseta nacional?
Es algo que no se puede describir del todo con palabras. Representar a Chile es un orgullo inmenso. Lo hice en el tenis y ahora en el tenis playa. Cada vez que me pongo la camiseta siento que todo el esfuerzo ha valido la pena. Además, mis mejores resultados han sido representando al país, lo cual lo hace aún más especial.
¿Cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado en esta nueva etapa?
Las lesiones, sin duda. Venía arrastrando una del tenis tradicional, y adaptarme al tenis playa con eso fue duro. Por suerte, gracias a Clínica Meds pude recuperarme bien. También está el desafío del desarrollo del deporte: faltan canchas, entrenadores, visibilidad y apoyo económico. Pero poco a poco estamos construyendo camino.
¿Qué consejo le darías a quienes quieren iniciarse en el beach tennis?
Primero: ¡que se animen! Es un deporte maravilloso, accesible, entretenido y con una comunidad increíble. Segundo: que observen a los mejores, que aprendan, que se inspiren. Y tercero: que entrenen con constancia y pasión. La clave está en persistir.
Siendo una de las referentes del beach tennis en Chile, ¿cómo trabajas para motivar a más personas a sumarse?
He estado haciendo clases y mi idea es retomarlas pronto. Además, con el Club de Playa Savory hemos realizado muchas clínicas y actividades en distintas playas: Algarrobo, Pichilemu, Viña… eso ha permitido que más gente conozca y se enamore del deporte. Nada como jugar con los pies en la arena y el mar al fondo.
¿Qué crees que falta en Chile para que más jóvenes se animen a practicar deportes de playa?
Las ganas están. Lo que falta es visibilidad, difusión y oportunidades. Que el deporte llegue a más colegios, más comunidades costeras. Las clínicas que hemos hecho con Savory han sido clave, y espero que sigamos en esa línea.
¿Cómo ves las iniciativas de Savory para fomentar la vida activa y el deporte al aire libre?
Me parecen iniciativas extraordinarias. En un contexto donde el sedentarismo y el estrés son parte del día a día, el deporte al aire libre se transforma en una verdadera medicina para el cuerpo y la mente. Y si a eso le sumamos el entorno único de la playa, la experiencia se vuelve simplemente inolvidable.
Que una marca tan reconocida como Savory esté apostando por fomentar el deporte en Chile es una señal poderosa. La colaboración entre el sector privado y el Gobierno es fundamental, y el Club de Playa Savory es un excelente ejemplo de cómo esa sinergia puede traducirse en acciones concretas.
Además, este tipo de iniciativas no solo promueven estilos de vida más activos, sino que también nos invitan a descubrir y valorar las maravillosas costas que tenemos en nuestro país, al mismo tiempo que damos visibilidad a disciplinas deportivas que merecen mayor reconocimiento.
¿Qué significa para ti ser parte de esta “comunidad playera”?
Es algo muy especial. Este deporte me ayudó en un momento difícil de mi vida, y eso no lo olvido. La playa tiene esa magia: te conecta, te sana, te da una nueva perspectiva. Compartir con personas que aman el mar, el deporte y la buena onda, es un regalo.
¿Has practicado surf? ¿Te gustaría?
¡Aún no he tenido la oportunidad de probarlo, pero me encantaría! La idea de estar sobre una tabla leyendo las olas…debe ser una experiencia tan desafiante como fascinante.
Afortunadamente, gracias al Club de Playa Savory, hoy existen espacios que permiten acercarse a este deporte, conocerlo más de cerca y, por qué no, animarse a practicarlo y eso es lo que haré… próximamente.
Sin duda, es una aventura que tengo pendiente.
Fotos: @mediap_sport