Por vueltas de la vida llegué a vivir por unos meses a la cuidad de Roma, capital de Italia, a mediados de Enero de este año, 2012. Como es habitual traje un par de tablas por si acaso, la verdad que gran parte del tiempo han pasado debajo de la cama, dentro de su funda esperando a que llegara el momento indicado.
Italia se encuentra rodeado de las aguas del Mediterráneo, por un lado la costa de occidental del país enfrenta al Mar Tirreno y por el otro lado de la bota Itálica se encuentra el Mar Adriático. Ambos costados del país reciben swell solo de vez en cuando, por lo general en la época de invierno.
La vida en Roma es bastante agradable, la cuidad en sí en un museo histórico al aire libre, la comida es increíblemente buena y engordadora, y a la vez lo vinos son casi tan buenos como los chilenos.
Al contrario de Chile, en Italia hay muchísimos surfistas y muy pocas olas, a las afueras de Roma, en la región de Lazio se encuentran bastantes lugares en donde poder surfear, casi todas olas con fondo de rocas, pero con la particularidad de que no quiebran muy seguido. La ola mas famosa en las cercanías de Roma se llama Banzai, que lleva el nombre por la rompiente de Pipeline, lo que suena a una broma de mal gusto. Unos pocos minutos hacia el norte se encuentra otra rompiente que llaman Supertubos, lo que parece ser otra ironía italiana.
Llevando poco mas de un mes sin surfear y revisando los pronósticos de olas regularmente pude notar que se aproximaba una crecida bastante grande para lo que usualmente se estiman en Italia. Normalmente en Italia los swells vienen con una ventolera de fábula, por lo que el saber hacia donde ir y en que momento, para poder tener las mejores condiciones de olas, es casi un arte.
Afortunadamente gracias a León Vicuña pude entrar en contacto con un surfista local llamado Eugenio, quien ha ido a surfear a Chile en el pasado teniendo muy buenos recuerdos del país, sus olas y de los amigables surfistas chilenos (los Mekis, Kurt, Maidu, Jesu, Nano, Cristo Haka-Honu, León, Paulo, BobEsponja, Conejo entre otros…).
Estando en contacto con un local el juego era bastante fácil. Me pasó a buscar y partimos los 3 (Eugenio, Cristián: mi hermano que se encontraba de visita y yo) en su auto hacia una zona a varias horas de distancia de Roma en donde Eugenio tenía puesta toda la Fe.
El primer día del viaje había un fuerte viento onshore el cual no nos dejó otra opción que la de surfear una izquierda de punta, que era la ola que estaba mas protegida del viento. A la vez el lugar era un tanto especial, ya que frente a la ola había un bunker y un tipo de fuerte que de seguro fueron testigos de mas de alguna tragedia de la Segunda Guerra Mundial.
Al siguiente día el viento había rotado en 180 grados y era casi nulo, dejando condiciones épicas para toda la zona por todo el día. Para entonces encontramos un cacho perfecto de fondo de reef el cual tuvimos la oportunidad de surfear solos por casi todo el día.
No se podrían imaginar la actitud de los surfistas italianos que encontramos en esa área, estaban todos en éxtasis debido a que no es muy común para ellos presenciar olas de ese tamaño y bajo esas condiciones de perfección. Les sobraban las escusas para descorchar botellas de vino y celebrar mientras esperaban a que el tamaño de las olas bajasen para sentirse mas cómodos.
Nunca me imaginé que en Italia hubiesen olas de ese nivel y menos con la fuerza que tenían, tampoco pensé que el agua podía estar tan fría como la de Chile.
Al bajar el swell partimos de vuelta hacia Roma a meter las tablas debajo de la cama y a seguir revisando los pronósticos para ver si por algún milagro se podría llegar a repetir nuevamente una oportunidad como esa.
Se agradece enormemente a Eugenio Barcelloni por mostrarnos su país y sacarnos de Roma, lo mismo para toda la comunidad surfer chilena que le entregó buenas vibras a Eugenio mientras se encontraba de paseo en Chile.
Texto: Andrés Baumann
Fotos: Cristián Baumann
En el agua: Eugenio Barcelloni y Andrés Baumann