Por qué este tipo de fenómenos merecen atención especial, cuál es la diferencia entre un tsunami y un swell, y cómo factores como la energía, el periodo y la dirección del oleaje afectan las condiciones para el surf y la seguridad costera.

Tsunami y swell: dos mundos distintos

Para muchos surfistas y observadores del mar, ver olas inusuales puede parecer parte de un swell potente. Sin embargo, los tsunamis no son simples trenes de olas, sino movimientos masivos de agua provocados por desplazamientos súbitos del lecho marino, como los que genera un terremoto.

Mientras que un swell es una onda superficial de energía que viaja por el océano y da origen a olas surfeables, el tsunami es un volumen de agua en movimiento que avanza como un muro o una lámina, sin romper necesariamente en la costa. Su energía no está concentrada en una ola visible, sino en toda la columna de agua, desde el fondo hasta la superficie.

La energía en perspectiva: ola de 10 metros vs tsunami

Para tener una idea clara de la escala, una ola de 10 metros en condiciones ideales puede contener hasta 18.900 kilojulios (kJ) de energía por metro de frente. Esta es una cifra impresionante y suficiente para realizar maniobras potentes sobre una tabla. Sin embargo, el tsunami generado por el terremoto en Rusia liberó una energía estimada de 1,6 × 10¹² kJ (1.6 billones de kJ), lo que equivale aproximadamente a la energía combinada de 85 millones de olas de 10 metros.

Esto pone en perspectiva el tipo de energía que desplaza un tsunami: no es un conjunto de olas que se pueden surfear, sino una masa de agua que se comporta más como una crecida de río, capaz de penetrar cientos de metros tierra adentro, destruir infraestructura costera y alterar los patrones del mar por horas o incluso días.

Efectos en la costa chilena

Aunque el tsunami no provocó daños en el litoral chileno, sí generó cambios notables en el comportamiento del mar. Se reportaron variaciones anómalas en las mareas, corrientes erráticas en zonas protegidas, y un comportamiento errático del swell habitual.

En spots conocidos como Pichilemu, Maitencillo o La Boca, las olas mostraron irregularidades en la formación y dirección. Algunos surfistas comentaron la sensación de «mar cruzado» o de una corriente difícil de leer, incluso en condiciones climáticas aparentemente normales.

Esto se explica porque un tsunami, aunque no se manifieste como una gran ola visible, modifica temporalmente la energía y las masas de agua en movimiento en una vasta región del océano. Como resultado, la interacción con el swell tradicional puede alterar la forma en que las olas llegan a la costa.

Factores que influyen en este tipo de episodios

1. Periodo del tsunami: A diferencia de un swell tradicional que tiene periodos de 10 a 20 segundos, el tsunami tiene periodos de minutos hasta decenas de minutos. Esta diferencia hace que su energía no se disipe como las olas comunes, sino que tenga un impacto sostenido y profundo en el perfil de costa.

2. Topografía submarina: La forma del fondo marino juega un rol clave en amplificar o disipar la energía del tsunami. Bahías, cañones submarinos o plataformas costeras pueden aumentar la altura del agua o concentrar su dirección.

3. Sincronía con mareas: Si el tren de tsunami coincide con una pleamar o marea viva, el potencial de impacto se multiplica. Aunque en esta ocasión la marea en Chile no estaba en su punto más alto, el riesgo fue evaluado continuamente.

4. Condiciones atmosféricas y swell activo: Si el evento ocurre durante un swell importante, las interacciones pueden amplificarse o generar condiciones caóticas. Este fue el caso, ya que el litoral chileno estaba recibiendo un swell del suroeste al mismo tiempo.

Lecciones para la comunidad surfera

Este evento es una llamada de atención para todos quienes pasamos tiempo en el mar. No todo movimiento del agua es surfearle. Comprender la diferencia entre un swell y un tsunami es clave para la seguridad personal y colectiva.

Es importante estar atentos a los informes del SHOA, a las alertas de ONEMI y a las actualizaciones de plataformas confiables de monitoreo oceánico. Si se emite una alerta de precaución o evacuación, hay que respetarla sin subestimar el fenómeno.

Ciencia, surf y conciencia

En la intersección entre la ciencia y el surf, hay una gran oportunidad para enriquecer la cultura surfera con conocimiento oceanográfico. Entender la energía que hay detrás de una ola, su periodo, dirección y forma de generación puede mejorar la elección de spots, aumentar el rendimiento y, sobre todo, reducir riesgos.

Tsunamis como el de Rusia son recordatorios del poder del mar, pero también de nuestra capacidad para prepararnos. Sigamos cultivando un surf informado, consciente y conectado con la dinámica real del oceáno.

Recomendaciones finales:

  • Revisa el pronóstico de olas, pero también el de marea y actividad sísmica.

  • Si ves comportamientos anómalos en el mar (como retroceso del agua o corrientes inusuales), alerta a otros y sal del agua.

  • Mantente conectado a las plataformas oficiales como SHOA, ONEMI, y apps de alertas.

  • Educa a tu comunidad surfera sobre la diferencia entre swell y tsunami.

Chile es un país sísmico y oceánico. Entender el mar es parte de habitarlo informando y conectando ciencia con cultura surfera. Porque en cada ola, hay mucho más que agua en movimiento.

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