Por Matías Lopez

Empecemos a hacernos cargo
Uno de los problemas ambientales más grandes de nuestra civilización, la basura y su contaminación, es a la vez uno de los pocos que tienen una solución al alcance de nuestras manos, pero lamentablemente muy pocas personas y aún menos instituciones en Chile le dan la importancia que tiene ni el enfoque necesario. Mientras nuestra “civilización” y sus “líderes” se decidan a asumir el hecho de que estamos, entre todos, destruyendo nuestro hogar, y se atrevan a encarar el problema global, cambiando las políticas y pensando un poco más allá de la próxima elección y quien los financia hoy, nosotros las personas , con un potencial poder de decisión y presión apenas aprovechado , podríamos solucionar en gran parte este gravísimo problema mundial del cual somos responsables, aplicando estos simples conceptos en orden, haciéndonos cargo y evitando conformarse con la comodidad. Llevar las botellas y latas al “punto limpio”, en verdad no basta.

REDUCIR
Lo primero y más importante, efectivo, honesto. Comprar lo necesario, evitar envases excesivos, enjuagar y secar antes de botar. La feria y la verdulería venden comida de verdad, fresca. Puedes llevar bolsa o pedir una caja, luego compostear todos los restos y no permitir que en tu basura haya comida, pues se pudre y atrae a perros, ratones y pájaros, que rompen bolsas y reparten todo. Ahorrar agua.
REUTILIZAR
Ciertos envases y materiales son necesarios, inevitables. Se pueden volver a utilizar para su función original muchas veces, y después, siempre se puede inventar algo que hacer con ellos para darles un segundo aire, como juguete, macetero, fibra o lo que se te ocurra. Una buena idea para reducir el volumen de tus desechos y a la vez reutilizarlos y evitar que lleguen al basural es el ecoladrillo: una botella o bidón plástico de boca ancha (o caja, o neumático) que recibe cualquier tipo de material no orgánico, limpio y seco, a presión, se tapa bien y luego se usa como relleno y aislante en construcciones de cemento o madera.
RECICLAR
Debiera ser el último recurso, cuando ya no queda otra. El reciclaje formal, los puntos limpios y la fabricación de nuevo plástico o lata a partir de material usado tienen un rol sobrevalorado y de discutible efectividad: la energía puesta en administrar, recibir, transportar, limpiar, secar, moler y volver a utilizar ese material difícilmente justifica el sistema, que se sustenta en subsdidios y en el marketing.

EL RESTO
Finalmente, hay restos que no se pueden reaprovechar, como el plástico en que se envuelve la carne. Ya intentamos reducir su uso, pero algo vamos a producir de basura inútil, tratemos de que sea lo menos posible, y de envasarlo de la forma más segura y efectiva para evitar atraer a los animales que lo muerdan, picoteen y repartan. Vuelta al ecoladrillo, como envase resistente y compacto.
En Chile, poco a nada de esto se practica, se aplica la ley “ojos que no ven…”, hay mucho tabú y dogma sobre el compostaje “correcto” (lo esencial es devolverle a la tierra lo que es de ella y evitar la podredumbre dentro de la bolsa) y así, toneladas de basura mezclada y podrida llegan a los basurales, alimentando un gran negocio en que se dice que lo más limpio es la basura misma: El concesionario del “relleno sanitario” gana por volúmen de basura recibida, y no tiene ningún interés en incentivar nada que reduzca sus utilidades.
El Mar y sus criaturas, por su parte, son el destino final de otras tantas miles de toneladas de plástico, metales y productos químicos varios. Ya conocemos la historia de las islas flotantes de plástico en todos los océanos. Y ahora sabemos que, mientras más grande el pez, mayor el porcentaje de metal y plástico que tiene incorporado en su cuerpo, absorbido durante toda su vida.
Cada familia podría convertir toda su comida en más comida y todos sus materiales de uso doméstico en juguetes e inventos útiles. Una pequeña cantidad de desechos inútiles, bien dispuestos, serían fáciles de manejar, y dignos de que una persona los manipule.
Nuestra huella habla de nuestro estilo de pasar por esta vida, fuimos prolijos o descuidados, nos hicimos cargo o nos desentendimos, fuimos indolentes o considerados. Es cosa de actitud, y una experiencia y conciencia nueva, que una vez que empiezas, no puedes volver atrás. Es cierto que una visita a Asia, por ejemplo, o una vista global, son bastante deprimentes en éste y otros sentidos, pero como dijo alguien muy sano por ahí:
“Si supiera que mañana se acaba el mundo, igual plantaría un árbol”.

 


Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad del columnista y no necesariamente representa el pensamiento de Chilesurf.