Cruzar el océano pacifico navegando es el sueño de todo rapanui que conozco, no he visto rapanui que no le brillen los ojos ante esta posibilidad. Por que? Porque tod@s queremos estar aunque sea una vez allí? En ese inmenso océano, bajo el brillo de las estrellas y sus constelaciones como Matariki (7 hermanas) Tautoru (cinturón de Orion) Te Ika a Maui (constelación de escorpio), porque en la cultura Polinesica quien no sabe de donde viene, no sabe quien es y si no sabe quien es no sabe a donde va.
Hace unos meses recibí una llamada con el ofrecimiento de no tan solo realizar esta travesía, sino también de ser parte de una expedición científica conformada solo por mujeres para estudiar la contaminación del gran azul por el tan invasivo plástico.
Me quede silencio atónita y me lleno la incertidumbre de si el ofrecimiento que estaba escuchando por el teléfono realmente iba a suceder y de la gran oportunidad que tendría de explorar la ruta por la cual mis antepasados habían llegado a poblar mi querida Rapa Nui. Desde que somos pequeños en la isla, antes de aprender cualquier cosa se nos dice de donde venimos, los rapanui vinimos desde Hiva la isla en la polinesia hundida por desastres naturales, el Rey Hotu Matua asesorado por Haumaka un hombre sabio y del circulo real, soñó con una tierra abundante de agua y volcanes en el pacifico con dirección al sol naciente y emprendieron rumbo en sus embarcaciones tradicionales repletas de tubérculos, animales, plantas, su pueblo y la sabiduría que los antiguos siempre han utilizado para vivir en armonía con la naturaleza y generar esa simbiosis tan necesaria para la sobrevivencia del ser humano.
El 8 de marzo del 2020 estaba de pie en la bahía de Hanga Roa o Tai esperando para embarcar en el “Travel Edge” y ser parte de la expedición “Round the World” de @exxpedition, el lugar donde tantos han desembarcado y embarcado nuevamente con distintos propósitos. El mío en ese momento era encontrar plástico y así conocer el nivel de amenaza y peligro de nuestro gran océano, me imaginaba que era como “revisar el estado de la carretera que mis ancestros habían usado hacia milenios para poblar el pacifico que en ese momento eran prístinas y sagradas y que nosotros en la época moderna nos habíamos dedicado a destruir con o sin intensión”. Tanto sentimientos a la vez, tantos pensamientos y una memoria que empezaba a aflorar nose de donde, será que la memoria y vivencias de nuestros antepasados se heredan de alguna manera en nuestro ADN y conciencia y revivimos en situaciones similares a los vividos por ellos? Será parte de nuestro propósito en la vida? Empezaba a entender que la mente y el corazón humano son tan grandes, inhóspitos e inexplorados como el gran océano.
Una vez a bordo, tuvimos los entrenamientos de seguridad, manejo del bote y trabajo de ciencias respectivos y ahora quedaba solo adaptarse y vivir la travesía.
Dejamos Rapa Nui en un día soleado a eso de las 4 de la tarde nos alejábamos lento y la bandera “Reva Rapa Nui” ondeaba en la popa del barco, oscurecía y aun veíamos el Terevaka el punto mas alto de la isla un imponente monte en donde nuestros antepasados observaban el cielo. De repente al lado izquierdo del Terevaka y desde el mar aparecía una luz naranja muy fuerte como si estuviera amaneciendo y luego fue creciendo cuando me di cuenta que era la luna llena de marzo inmensa como rodeada de fuego… fue mi ultima imagen que vi de Rapa Nui.
Mi adaptación a la navegación fue muy buena nunca había navegado por mas de un día pero soy una isleña y un ser de agua totalmente, nunca sufrí de mareos y nunca me canse o aburrí de mirar el cielo y el mar, nunca! Vakai, la hermana de Hotu Matua, Avareipua su esposa, Angata la revolucionaria que además es mi tátara tátara abuela fueron mujeres lideres, valientes y aguerridas que cruzaron este mismo Mar y que gracias a sus viajes y propósito hicieron posible que yo ahora estuviera haciendo lo mismo en busca de cuidar nuestra fuente de vida, el océano. Sus espíritus estuvieron siempre conmigo, las sentía a mi lado y eso me dio la seguridad confianza que estaba en el lugar y el momento indicado.
La naturaleza es alucinante, es increíble, conmovedora, estaba al borde de las lagrimas cada vez bajo ese cielo y rodeada sin nada mas que mar, nubes y estrellas. De noche en el pacifico el mundo se ve así: mitad agua y mitad estrellas, ellas no solo están sobre tu cabeza como acostumbramos a verlas en tierra, cuando no hay tierra alrededor las estrellas nacen por un lado en el horizonte y cubren todo el firmamento hasta el otro lado del horizonte, perfectas armónicas en sus constelaciones, son millones como granos de arena en una playa y las hay también fugaces de colores y hacen de la noche un espectáculo mágico e irreal.
El mar mostraba sus colores, formas y sonidos pero nos tocaron varios días sin viento y ahí el agua se vuelve un espejo, las nubes de día las puedes ver en el mar también, el azul es penetrante e inmenso…nose que tipo de azul es pero no lo he visto en ningún otro lado. El bote avanzaba lento y parecíamos una hormiga al lado de un gran elefante…tan pequeñas, tan insignificantes porque donde miraras solo había agua, sol y nubes.
Son tantas las sensaciones que se experimentan en medio de la nada pero a la vez rodeada de “todo” es súper difícil expresar todo en un solo texto, da para mucha conversa y reflexión. Fueron 3 semanas de convivencia intima con la naturaleza y el océano, una experiencia imposible sin una planificación sustentable palabra tan utilizada en nuestra era moderna un termino que tod@s usamos, sabemos que es la clave para dejar de destruir nuestro planeta océano pero tan difícil de implementar por la maquina incansable y desconectada en la que vivimos. De todas maneras, la sustentabilidad ha existido siempre y fue ley de vida para nuestros ancestros, era la única forma de surcar el pacifico de punta a punta y poblar sus islas que a su vez por milenios fueron un ejemplo de sustentabilidad y prosperidad donde la conservación del agua era sinónimo de riqueza.
Aprendí que la navegación es tan importante como la vida en tierra, es una oportunidad para valorar, amar y respetar la vida en todas sus formas…no te quedas indiferente, es imposible, te das cuenta que eres una creación dentro de un todo y en lo personal pude conectarme con mi pasado ancestral, saber de donde vengo y hacia donde voy.
Maururu
Tavake Pacomio A.
Nacida y criada en la remota isla de Rapa Nui, padre nativo y crió amando nuestra tierra, conociéndola y entendiéndola a través de los valores polinésicos de colaboración, empatía y protección para la generación futura, nuestro patrimonio natural y cultural. .
Ama surfear y estar en la naturaleza. Como isleña, el océano es parte de cada día a día y dar cuenta de cómo se está destruyendo. Esto es algo que simplemente no puede ver con los brazos cruzados. Dejó su trabajo (como kinesiólogo hace 4 años en el hospital local) y comencó a trabajar a tiempo completo para el océano en conservación marina en una ONG de la comunidad local Te Mau O Te Vaikava O Rapa Nui (la riqueza del océano de Rapa Nui) . Aquí ha tenido la oportunidad de aprender sobre la protección de los océanos en la era moderna desde una perspectiva social, y entender mas más sobre la fragilidad del océano, participar en congresos, talleres y programas nacionales e internacionales entendiendo la educación como un pilar fundamental para el manejo sustentable de los recursos.
Hoy se desempeña como Vicepresidenta de Te Mau y trabajando en un programa de interceptación de plástico en las costas de Rapa Nui en sociedad con Parley y su red de colaboradores.