El Surfing evoluciona a pasos gigantes a establecerse como un deporte serio, grande, estructurado. La incorporación a los próximos Juegos Olímpicos es la principal muestra de la percepción y aceptación del público general de nuestro deporte como tal, y a la vez, otras facetas crecen y ganan espacios en ese sentido. El surf adaptado, que también será parte de sus propios Juegos Olímpicos, el Surf profesional, cada vez más profesional y envasado como un espectáculo para el público. El público cada vez más masivo, gran parte de él compuesto por surfistas de tomo y lomo, que somos cada vez más en número y diversidad: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, familias enteras. Gente absolutamente ajena también tiene la posibilidad de ver, entender y disfrutar nuestra actividad a través de transmisiones en vivo impresionantes, amistosas y efectivas. Profesionales, Amateurs, Longboard, Big Waves, Clasificaciones Regionales, Juniors, Hombres y Mujeres, todo a la mano. Olas artificiales de calidad, una revolución en sí mismas que potenciará el crecimiento a niveles inimaginables, ofreciendo la posibilidad de entrenar sin parar en condiciones predecibles, eliminando el factor sorpresa, la suerte, el localismo. Ahora se incorpora al circuito WSL una fecha en la Ola de Kelly que, suponemos que sin pretender caerle bien a todos, ha sido elogiada sin parar por surfistas de peso, y el resto del mundo espera ansioso su apertura al público general. Por supuesto, al que no le interese no tiene para qué ir.
Y a la vez, la poesía del surfing clásico, tradicional, natural, se mantiene intacta. Siguen apareciendo Olas nuevas. El Mar, con su temperamento y sus criaturas, no se compara con ninguna piscina, ni la de Kelly ni ninguna otra. El conocimiento del Océano y sus condiciones sigue siendo una de las principales herramientas para poder disfrutar de cada playa en su mejor momento, y surfistas dedicados siguen organizando sus vidas, trabajos y responsabilidades en función de su compromiso con el Surfing y la libertad necesaria para cultivarlo. Sigue habiendo aventura, peligros, desafíos, magia, sorpresas. Sigue ahí la posibilidad de ser surfista de una manera simple, tenerlo integrado en tu día a día y poder desarrollarlo sin necesidad de grandes gastos, ni viajes, ni motos de agua, ni cámaras que registren cada movimiento para mostrárselo al mundo.
Por todos lados, el deporte crece y crece. Y este crecimiento y aceptación global del Surfing abre enormes posibilidades en el sentido de sensibilizar, educar, armar alianzas y avanzar en el cuidado ambiental y en el desarrollo sustentable de la costa, asumiendo que la visibilidad y masificación de nuestro estilo de vida, del turismo y del poblamiento de la costa asociado a este estilo de vida han transformado lugares, en muchos casos degradándolos, en poco más de una generación, y es hora de ponerse al día. El desafío es grande y difícil pues la ambición del negocio inmobiliario es grande y sus armas, muy efectivas, el dinero y los contactos.
Podemos criara nuestros hijos enseñándoles sobre la magia del Mar, lo afortunados que somos los surfistas de poder ser testigos de innumerables maravillas naturales y la responsabilidad que tenemos en su cuidado, ayudándoles a que ellos se preparen y desarrollen las herramientas que les permitirán seguir disfrutando de nuestros tesoros, y también de defenderlos. Por tarde que pueda parecer, parte de la magia va a seguir ahí, las Olas van a seguir quebrando, el Mar no se puede construir, y el plástico, gran amenaza, ya está empezando a ser abordado. Claro, si no hemos empezado aún, debemos empezar a hacernos cargo ya.

Por Matías López

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